Hablar a los discípulos es algo distinto. Hablar a los discípulos significa que el otro es receptivo —no solo receptivo, sino inmensamente bien recibido. Eres bienvenido, la otra parte quiere que entres, quiere ser el anfitrión de todo lo que digas. Las puertas están abiertas, las ventanas están abiertas para que te conviertas en brisa, en la luz del sol y entres en sus seres. No tienen miedo, no están a la defensiva, no cuestionan; están listos para acompañarte de todo corazón a cualquier dimensión desconocida.
Hablar a los discípulos no es un tipo de discusión o de debate —es un diálogo. Es mucho más un diálogo como aquel entre dos amantes. El discípulo ama al Maestro, el Maestro ama al discípulo. Un profundo amor fluye entre ellos. El amor es el puente, y así se pueden explicar grandes verdades, transmitir, casi materializar.
Osho

Amado Maestro

Amado Maestro

martes, 26 de abril de 2011

Osho: A menos que te conozcas exactamente,...


A menos que te conozcas exactamente, no serás capaz de sa­ber qué es real y qué es proyección. Y no serás capaz de saberlo de otros tampoco. El autoconocimiento se convierte en la puerta de todo el conocimiento; es su base. Sin estos cimientos todo el conocimiento es sólo aparente; en lo más profundo es ignorancia.
Osho-Mùsica Ancestral en los Pinos