Hablar a los discípulos es algo distinto. Hablar a los discípulos significa que el otro es receptivo —no solo receptivo, sino inmensamente bien recibido. Eres bienvenido, la otra parte quiere que entres, quiere ser el anfitrión de todo lo que digas. Las puertas están abiertas, las ventanas están abiertas para que te conviertas en brisa, en la luz del sol y entres en sus seres. No tienen miedo, no están a la defensiva, no cuestionan; están listos para acompañarte de todo corazón a cualquier dimensión desconocida.
Hablar a los discípulos no es un tipo de discusión o de debate —es un diálogo. Es mucho más un diálogo como aquel entre dos amantes. El discípulo ama al Maestro, el Maestro ama al discípulo. Un profundo amor fluye entre ellos. El amor es el puente, y así se pueden explicar grandes verdades, transmitir, casi materializar.
Osho

Amado Maestro

Amado Maestro

viernes, 19 de agosto de 2011

Osho: Si la mente acepta en vez de pelear,...

si acepta una amistad con la iluminación, estará llena de luz, con más alegría, con más dicha, con más éxtasis. Estará innundada con tantos tesoros que no podrá luchar contra la iluminación.
En tu interior habrá una pelea, finalmente, para elegir el camino de la luz o permanecer en el camino de la oscuridad. Es un punto donde se toma un rumbo nuevo. Hay que permitirle a la mente que tenga la oportunidad de ver cómo funciona la iluminación transformando tus acciones, tu ser, cómo trae más alegría a la vida, más canciones a la vida, más flores a la vida, más danza a la vida. Ése es el único argumento que persuade a la mente para aceptar que la iluminacón tiene un valor tremendo. No hay necesidad de pelear, una amistad es valiosa.
Una vez que la mente se ha hecho amiga del extraño puedes estar cómodo y relajado. Ya no habrá más pelea. La mente misma, pondrá más y más iluminación en funcionamiento, se volverá su propio trabajo.
Osho- Isan, sin huellas en el cielo