Hablar a los discípulos es algo distinto. Hablar a los discípulos significa que el otro es receptivo —no solo receptivo, sino inmensamente bien recibido. Eres bienvenido, la otra parte quiere que entres, quiere ser el anfitrión de todo lo que digas. Las puertas están abiertas, las ventanas están abiertas para que te conviertas en brisa, en la luz del sol y entres en sus seres. No tienen miedo, no están a la defensiva, no cuestionan; están listos para acompañarte de todo corazón a cualquier dimensión desconocida.
Hablar a los discípulos no es un tipo de discusión o de debate —es un diálogo. Es mucho más un diálogo como aquel entre dos amantes. El discípulo ama al Maestro, el Maestro ama al discípulo. Un profundo amor fluye entre ellos. El amor es el puente, y así se pueden explicar grandes verdades, transmitir, casi materializar.
Osho

Amado Maestro

Amado Maestro

martes, 27 de marzo de 2012

Osho: ¿Por què me asustan los demàs?

Osho, ¿Por qué me asustan los demás?


Solamente te pueden asustar los demás si tienes miedo de ti mismo. Si te amas a ti mismo, amas a los demás. Si te odias a ti mismo, odias a los demás. Porque al relacionarte con los demás, sólo eres tú el que se refleja. El otro no es más que un espejo. De modo que lo que suceda dentro de una relación, ha de haber sucedido antes en tu interior, porque la relación solamente puede volverlo más evidente. No puede crearlo; solamente puede revelarlo y manifestarlo.
Si te amas a ti mismo, amas a los demás. Si tienes miedo de ti mismo, tienes miedo de los demás, porque al entrar en contacto con los demás empezarás a manifestar tu ser.
Has sido condicionado—en Oriente, en Occidente, en todas partes—como cristiano, como hindú, como musulmán, como jaino. Todos habéis sido condicionados para odiaros a vosotros mismos. Se te ha estado enseñando desde siempre que amarse a uno mismo es algo malo. "Ama a los demás. Ódiate a ti mismo".
Esto es pedir un imposible, un absurdo. Si no te amas a ti mismo, a ti que eres el que está más próximo, ¿cómo vas a amar al otro? Nadie se ama a sí mismo y no obstante trata de amar a los demás. Entonces, tu amor no es más que odio enmascarado, escondido.
Y yo te digo que has de amarte a ti mismo porque sólo si el amor surge en tu interior podrá extenderse a los demás. Es como cuando lanzas una piedra a un lago en calma. La piedra cae; surgen las ondas y entonces van extendiéndose hasta llegar a la orilla más lejana. Continúan y continúan y continúan, pero la piedra ha de haber caído en ti.
El amor ha de haber surgido en ti. Te has de amar a ti mismo; eso es una condición fundamental que todo el mundo pasa por alto. Por esto el mundo está sumido en el sufrimiento. Todos tratan de amar, pero amar va a resultar imposible porque su fundamento no existe, su base no existe. Ámate a ti mismo y entonces, de repente, te encontrarás reflejado en todas partes.
Eres un ser humano y todos los demás seres humanos son como tú. Solamente difieren las formas, los nombres, pero la realidad es la misma. Continúa extendiéndote más y más; entonces los animales serán también como tú. La forma diferirá un poco más, pero ¿y el ser?... Y luego, los árboles también son como tú. Ve más y más allá; las ondas continuarán extendiéndose. Entonces, incluso las rocas son como tú, porque también existen como tú. La existencia es la misma, similar.
Ésta es la única forma de amar a Dios: empieza por amarte a ti mismo y deja que el amor se extienda. Entonces no le pongas límites. Continúa y continúa hasta el mismo infinito. Esto es oración, esto es devoción.
Pero si no cumples con el primer requisito, si no arrojas la piedra, entonces puedes continuar esperando y observando y nunca surgirán las ondas... No pueden empezar en ninguna otra parte, solamente pueden empezar en tu corazón, porque el amor es una onda del corazón, una vibración del corazón, su latido, es un compartir eso que eres, una profunda e intensa urgencia por extenderte y alcanzar al otro, por compartir tu ser y tu éxtasis y tu canción.
Pero tu corazón está medio congelado y se te ha enseñado a condenarte a ti mismo, se te ha dicho que eres repulsivo, que eres malo, y que esto es pecado: "No hagas esto. Tú tienes la culpa". No puedes aceptarte a ti mismo; ¿cómo vas a poder aceptar a algún otro? Es necesaria una profunda aceptación. Seas lo que seas, se necesita una profunda aceptación. No sólo aceptación, sino un complacerse en el "Yo soy".
"Yo", "aquí", "ahora", los tres puntos—el triángulo del ser— deberían ser experimentados con complacencia. No deberías pedir nada más. No debería existir ningún "has de". Abandona todos los "has de" y el mundo se convertirá en algo diferente. Ahora mismo siempre estás pensando, "He de ser esto y esto otro. Entonces podré amar y ser amado". Tu Dios no es más que el mayor condenador; y te está mirando desde el cielo diciéndote, "Compórtate bien". Esto te hace sentir mal.
Poco a poco empiezas a tener miedo porque empiezas a reprimirte a ti mismo. Si te relacionas con alguien, esa represión puede estallar y puede que todo emerja, ¿y entonces qué? Por eso estás asustado, temes entrar en contacto con los demás y permaneces escondido en tu interior.
Nadie sabe lo desagradable que eres. Nadie sabe cuánto te enfadas. Nadie sabe cuánto odio encierras. Nadie conoce tus celos, tu posesividad, tu envidia. Nadie lo sabe. Creas una armadura a tu alrededor; vives en ti mismo. Nunca estableces ningún contacto para poder así manejar tu imagen. Si te relacionas en profundidad, esa imagen tendrá que romperse. La realidad, el encuentro real, la hará añicos. A eso es a lo que le tienes miedo.
Preguntas, ¿Por qué siento miedo de los demás? Les tienes miedo porque te tienes miedo a ti mismo. Abandona ese miedo, abandona la culpa que han creado en ti. Tus políticos, tus sacerdotes, tus padres, todos son los creadores de esa culpa, porque ésa es la única forma en que puedes ser controlado y manipulado. Es un truco muy simple, pero muy astuto, para poder manipularte. Te han condenado, porque si te aceptaran sin condenas, si te amaran, si te apreciaran, si desde todas partes se te dijera qué eres perfecto así como eres, entonces sería difícil controlarte. ¿Cómo vas a controlar a una persona que está perfectamente bien? Ese problema no surge.
Por esto te siguen diciendo—los sacerdotes, los políticos, los padres—que así como eres no estás bien. Una vez crean en ti el sentimiento de que tal como eres no estás bien, se convierten en dictadores. Entonces te dictan la disciplina: "Ésta es la forma en que deberías comportarte..." Crean en ti el sentimiento de que estás equivocado y luego te dan las normas para comportarte correctamente.
Aquí, estás conmigo implicado en un experimento totalmente diferente. Yo no condeno, no creo ningún sentimiento de culpa en ti, no digo "Esto es pecado", no te digo que te amaré solamente si cumples ciertas condiciones. Te amo tal y como eres, porque ésa es la única forma en que una persona puede ser amada. Y te aceptó tal y como eres porque sé que ésa es la única forma que puedes ser. Así es como el Todo ha querido que seas, así es como el Todo te ha destinado ser.
Relájate y acéptalo y complácete... y surgirá una transformación. No llega con el esforzarse; llega cuando te aceptas a ti mismo con tal amor y éxtasis que deja de haber condiciones: ni conscientes, ni inconscientes, ni conocidas, ni desconocidas.
Una aceptación incondicional... y de repente te darás cuenta que no tienes miedo de la gente. Más bien, disfrutas con la gente. La gente es hermosa. Todos son encarnaciones de Dios. Puede que sean un Rin Tin Tin, pero aun así... son encarnaciones de Dios. Les amas. Y si les amas harás que su Dios salga a la superficie.
Siempre que amas a alguien, su divinidad asciende a la superficie. Sucede así porque si alguien te ama, ¿cómo vas a demostrarle tu fealdad? Simplemente, un hermoso rostro aparece y poco a poco, el rostro desagradable desaparece.
El amor es una alquimia. Si te amas a ti mismo, la parte desagradable de ti desaparece, es absorbida, es transformada. La energía es liberada en esa forma. Todo encierra energía. Tu ira contiene mucha energía, tu miedo contiene mucha energía, ahogada y sofocada. Si el miedo desaparece, la forma se desploma y la energía es liberada. La ira desaparece; más energía es liberada. Los celos desaparecen; aún más energía.
Todos los denominados pecados simplemente desaparecen. No te digo que los hayas de cambiar; sólo has de amar a tu ser y cambiarán. Ese cambio es un subproducto, una consecuencia. Y con tan tremenda energía liberada empiezas a ascender más y más y más alto; empiezas a tener alas.
Ámate a ti mismo. Ése debería ser el mandamiento principal. Ámate a ti mismo y todo lo demás vendrá por sí solo; pero ésta es la base.
No tengo clara la diferencia entre "individualidad" y "personalidad". ¿Qué queda del individuo—si es que queda algo— tras la desaparición del ego?
La individualidad es tu esencia. Naces con ella, apareces con ella. La personalidad es algo prestado; la sociedad te la proporciona. Es como un vestido, un sutil vestido.
Un niño nace desnudo y luego nosotros ocultamos su desnudez, le vestimos. Un niño nace con la esencia, con la individualidad. También ocultamos eso porque una individualidad desnuda es rebelde, inconformista.
La individualidad es exactamente lo que su nombre indica, es individual. La personalidad no es individual; es social. La sociedad quiere que seáis personalidades, no individualidades, porque las individualidades crearán conflictos. La sociedad trata de ocultar tu individualidad y te suministra una personalidad.
La personalidad es algo que se aprende. La palabra "personalidad" deriva de la raíz griega "persona" que significa "máscara". En el teatro griego los actores solían llevar máscaras para ocultar sus verdaderos rostros y mostrar una cara diferente. De "persona" deriva la palabra "personalidad". Es una careta que te pone, no es tu rostro original.
No has de tener miedo a que la personalidad desaparezca. Entonces, por primera vez, serás auténtico, por primera vez serás real, por primera vez alcanzarás tu esencia. Esta esencia ha sido llamada en la India, atma, el alma.
El ego es el centro de la personalidad y Dios es el centro de la esencia. Por eso es que insisto tanto, desde todos los ángulos posibles, en que has de abandonar el ego. Has de saber quién eres, no eso que se espera que seas. La personalidad es falsa, es la mayor mentira. La sociedad al completo depende de la personalidad. El estado, la iglesia, las organizaciones, el entramado social, todo son falsedades. La psicología occidental continúa prestando demasiada atención a la personalidad; por eso la psicología occidental es una psicología basada en una mentira fundamental.
En Oriente nos basamos en la esencia, no en la personalidad. Es aquello con lo que has venido al mundo, es tu intrínseca naturaleza, swabhava, es tu esencia intrínseca. Has de saber qué es. Y has de vivirla.
La personalidad no es lo que eres, sino lo que tratas de mostrar que eres. La personalidad es lo que, cuando vives en una sociedad, has de utilizar como herramienta.
Te vas a caminar—has salido a dar un paseo matutino—y entonces te cruzas con alguien. Sonríes. Esa sonrisa puede surgir de la esencia o de la personalidad. Esa sonrisa puede expresar un verdadero placer por ver esa persona, por ver a Dios en esa persona, por ver el corazón, el amor, lo sin forma, encarnado en esa persona.
Por eso en la India nunca empleamos frases como "buenos días". No encierran mucho significado. Decimos, "Ram, Ram,..." Nos damos la bienvenida en nombre de Dios. Es algo simbólico, "Veo al Dios en ti". "Ram, Ram,..." significa, "Veo a Ram en tu interior. Bienvenido. Me complace, me siento dichoso, de que te cruces conmigo". Si surge de tu esencia, entonces esa sonrisa se extiende a todo tu ser. Te sientes muy contento, te sientes dichoso por que ese hombre se haya cruzado contigo. Puede que el hombre se vaya, pero esa felicidad se queda contigo y flota a tu alrededor como un sutil perfume.
Pero puedes decir simplemente, "Buenos días", porque el hombre es un banquero o un líder político, o puede ser, a veces, alguien malvado, o peligroso. Es arriesgado no decirle "Buenos días". Entonces lo dices y sonríes, haces que en tu cara asome una sonrisa. Eso es la persona, eso es la personalidad.
Has de observarte en cada acción; es difícil, pero ha de hacerse. No hay otra forma. Has de observar cada una de tus acciones para ver de dónde surge, ¿de la personalidad o de la esencia?
Si nace de la esencia, la esencia crecerá porque le habrás dado una oportunidad para expresarse, para manifestarse. Si surge de la personalidad, la personalidad se volverá más y más y más dura y ahogará la esencia por completo.
Observa. Recuerda una y otra vez, "¿De dónde surge?"
Si vas a tu casa llevando un helado o unas flores a tu esposa, ¿surge ese regalo de la personalidad o de la esencia? Si es de la personalidad, entonces es una mentira. Puede que estuvieras hablando con la esposa de otro y te sentiste encantado, te sentiste atraído; en ti surgió el deseo. Y luego empezaste a sentirte culpable, "Eso no es ser honesto. Llevaré un helado a casa".
Recuérdalo. Tu esposa sospechará de inmediato; si no, nunca le habrías llevado ese helado. "Debe ser por algo, debes estar ocultando algo. ¿Por qué te muestras tan atento hoy, tan inesperadamente, tan sorprendentemente atento?" No se puede engañar a las mujeres; poseen un cierto instinto, son detectores de mentiras. Sienten de inmediato, porque no piensan. Su sentir es inmediato y directo. Funcionan desde el centro emocional.
Te sientes culpable; por eso le llevas algunos regalos a tu esposa. Esos regalos provienen de la personalidad. Es algo muy peligroso.
Puede suceder un caso similar, pero opuesto. La situación puede ser la misma: hablaste con la mujer de un amigo y te quedaste encantado. Ella es muy hermosa y simpática y debido a su belleza, a su simpatía, te acordaste de tu mujer. Porque cuando amas a una persona todas las demás personas que son bellas te la recuerdan. Ha de ser así. Si la mujer era encantadora de inmediato te hace recordar a tu amada. Ahí había algo de tu amada: un gesto, un rasgo. Allí había algo de tu esposa. En ese momento amabas a esa mujer porque te recordaba a tu esposa. Entonces la añoras.
De esta forma puede que le lleves un helado, o unas flores, o alguna otra cosa... o nada; solamente una sonrisa. Entonces eso surge de la esencia, entonces es algo totalmente diferente. La situación puede ser la misma, pero puedes comportarte de una forma totalmente distinta.
La personalidad es un esfuerzo por engañar; la esencia es esforzarte por revelar tu verdadero ser. Sea lo que sea, es. Deja que se revele y mantente abierto y vulnerable. Trata de vivir desde la esencia... y te volverás religioso. Trata de vivir desde la personalidad y te volverás completamente irreligioso.
Para mí, "religión" no significa un ritual, no es acudir a la iglesia o al templo, no quiere decir leer la Biblia o el Gita cada día, no. "Religión" quiere decir "vivir desde la esencia", ser auténtico, ser sincero.
Y recuerda: mientas de la forma que mientas, es imposible que te engañes, porque una mentira es una mentira. En lo más profundo de ti sabes que es una mentira. Puedes simular que lo ignoras, pero tu simulación estará ahí y eso será el indicador. No podrás mentir a nadie porque todo aquél que tenga ojos, todo aquél que tenga consciencia, que tenga algo de inteligencia, penetrará en ti.

Hubo un caso. Una mujer denunció a Mulla Nasrudin. Reclamaba que su hijo era el hijo de Mulla Nasrudin y ante el tribunal Mulla lo negó con firmeza. Finalmente el juez le preguntó, "Nasrudin, dime solamente una cosa: ¿Dormiste con esta mujer?" Nasrudin le contestó, "No, su señoría. No pude dormir en absoluto".

Tus mentiras sólo son superficiales porque la verdad encuentra caminos para manifestarse. Encuentra un camino. Al final se descubre la verdad y tú desperdicias toda tu vida en mentiras. No desperdicies ni un solo instante. Todo el tiempo que desperdicias mintiendo es irrecuperable. Y nadie es feliz mintiendo; es imposible. Las mentiras solamente pueden simular la felicidad; no pueden proporcionarte la verdadera felicidad.
La verdadera felicidad forma parte de la verdad. Los hindúes han definido a Dios como "beatitud"—satchitanand. Anand, beatitud, es el centro último, supremo.
Sé auténtico y serás dichoso. Sé auténtico y serás feliz. Y esa felicidad no tendrá una causa; será simplemente parte de tu ser auténtico. La felicidad es una función de la verdad. Con la verdad, siempre aparece la felicidad. Sin la verdad, la felicidad dejar de funcionar y empieza a funcionar la infelicidad. No tengas miedo.
Dices, "No tengo clara la diferencia entre "individualidad" y "personalidad". ¿Qué queda del individuo—si es que queda algo—tras la desaparición del ego?" En realidad, debido al ego no queda nada del individuo. Cuando el ego desaparece, la individualidad al completo aparece en toda su pureza cristalina: transparente, inteligente, radiante, feliz, viva, vibrando con un ritmo desconocido. Ese ritmo desconocido es Dios. Es la canción que se escucha en lo más profundo de tu ser, es la danza de lo sin forma. Pero uno puede oír sus pisadas.
Todo aquello que es real solamente surge cuando el ego ha desaparecido. El ego es el farsante, lo falso. Cuando el ego ha desaparecido, tú apareces. Cuando el ego existe, tú simplemente crees que existes, pero no es así.
Osho- El Verdadero Sabio

Págs. 89,92

miércoles, 21 de marzo de 2012

Osho: Cuando te ocurra el verdadero despertar...


Osho: Cuando te ocurra el verdadero despertar te quedarás sin habla. No tendrás ni idea de lo que te está ocurriendo...
Todo estará en calma y en silencio.
Guarda estas palabras dentro de ti. Fabrica un joyero para ellas y guárdalas allí. No las consideres sabiduría, sino información. Fabrica conscientemente una caja para ellas. Más adelante descubrirás que, a medida que te ocurran experiencias, mis palabras empezarán a surgir de tu inconsciente, aclarando y haciendo comprensibles las experiencias que te ocurran.
Osho- El Juego de la Vida
Pág. 63

martes, 20 de marzo de 2012

Osho- Acerca del Amor



ACERCA DEL AMOR

El amor es la luminosidad, la fragancia de conocerse a uno mismo, de ser uno mismo. Es alegría desbordante. El amor ocurre cuando descubres quién eres; entonces no puedes hacer otra cosa que compartir tu ser con los demás. El amor ocurre cuando te das cuenta de que no estás separado de la existencia, cuando te sientes en una orgásmica unidad orgánica con todo lo que existe.
El amor no es una relación, es un estado del ser, no tiene nada que ver con nadie más. Uno no se “enamora”, uno es amor. Y por supuesto cuando uno es amor, uno está “enamorado”; pero eso es un resultado, una consecuencia; ese no es el origen del amor. Su origen es que uno es amor.
¿Y quién puede ser amor? En realidad si no eres consciente de quién eres no puedes ser amor. Serás miedo. El miedo es justo lo contrario al amor. Recuerda, el odio no es lo contrario al amor, como la gente cree; el odio es amor puesto boca abajo, no es lo contrario al amor. Lo verdaderamente opuesto al amor es el miedo: en el amor uno se expande, en el miedo uno se encoge; en el miedo uno se cierra, en el amor se abre; en el miedo uno duda, en el amor confía; en el miedo uno se siente solo, en el amor desaparece; por lo que no es una cuestión de soledad en absoluto. Cuando uno no es, ¿cómo puede sentirse solo? Entonces los árboles, los pájaros, las nubes, el sol y las estrellas están todavía dentro de ti. El amor ocurre cuando has conocido tu paraíso interior…
Los niños están libres del miedo, nacen sin miedo. Si la sociedad puede apoyarlos, ayudarlos a subir a los árboles, escalar montañas y nadar en océanos y ríos; si puede ayudarlos de cualquier forma posible a convertirse en aventureros, aventureros de lo desconocido; si puede crear una gran búsqueda en lugar de darles creencias muertas, entonces los niños se convertirán en grandes amantes de la vida. Y esa es la verdadera religión. No hay religión más elevada que el amor.
Medita, danza, canta y profundiza más en ti mismo. Escucha más atentamente a los pájaros. Mira a las flores con respeto, maravíllate; no acumules conocimiento, no vayas etiquetando las cosas. Eso es el conocimiento: el gran arte de etiquetarlo todo, categorizarlo todo. A partir de ahora, empieza a aprender a tocar la flauta o la guitarra. Encuéntrate con gente, mézclate con ella, con tanta como puedas, porque a través de cada persona se muestra una cara diferente de Dios. Aprende de la gente. No tengas miedo; esta existencia no es tu enemiga. Esta existencia te protege, está dispuesta a ayudarte en todo lo posible. Si confías, empezarás a sentir una nueva fuente de energía en ti; esa energía es el amor. Esa energía quiere bendecir toda la existencia, porque en esa energía uno se siente bendito. Y cuando te sientes bendito, ¿qué otra cosa puedes hacer excepto bendecir toda la existencia?
El amor es un profundo deseo de bendecir toda la existencia.
The guest. Discurso 6
Osho- Los Misterios de la ida
Págs.49,50