Hablar a los discípulos es algo distinto. Hablar a los discípulos significa que el otro es receptivo —no solo receptivo, sino inmensamente bien recibido. Eres bienvenido, la otra parte quiere que entres, quiere ser el anfitrión de todo lo que digas. Las puertas están abiertas, las ventanas están abiertas para que te conviertas en brisa, en la luz del sol y entres en sus seres. No tienen miedo, no están a la defensiva, no cuestionan; están listos para acompañarte de todo corazón a cualquier dimensión desconocida.
Hablar a los discípulos no es un tipo de discusión o de debate —es un diálogo. Es mucho más un diálogo como aquel entre dos amantes. El discípulo ama al Maestro, el Maestro ama al discípulo. Un profundo amor fluye entre ellos. El amor es el puente, y así se pueden explicar grandes verdades, transmitir, casi materializar.
Osho

Amado Maestro

Amado Maestro

miércoles, 3 de abril de 2013

Osho: Entonces empecé a crear una familia...


Entonces empecé a crear una familia. Ahora, cuando hablo, no estoy hablando a una persona, estoy hablando a una familia. Y puedo ver -es algo que se ve- que cuando una persona empieza a elevarse, de repente todo el grupo siente las vibraciones. Cuando una persona empieza a sonreír, de repente se extiende la sonrisa, crea hondas que llegan a todos. Puedo ver que si hay alguien que está sentado que no es sannyasin se convierte en un obstáculo, el flujo se para para ahí.No es parte del todo.


Osho- El Martillo en la Roca

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