Hablar a los discípulos es algo distinto. Hablar a los discípulos significa que el otro es receptivo —no solo receptivo, sino inmensamente bien recibido. Eres bienvenido, la otra parte quiere que entres, quiere ser el anfitrión de todo lo que digas. Las puertas están abiertas, las ventanas están abiertas para que te conviertas en brisa, en la luz del sol y entres en sus seres. No tienen miedo, no están a la defensiva, no cuestionan; están listos para acompañarte de todo corazón a cualquier dimensión desconocida.
Hablar a los discípulos no es un tipo de discusión o de debate —es un diálogo. Es mucho más un diálogo como aquel entre dos amantes. El discípulo ama al Maestro, el Maestro ama al discípulo. Un profundo amor fluye entre ellos. El amor es el puente, y así se pueden explicar grandes verdades, transmitir, casi materializar.
Osho

Amado Maestro

Amado Maestro

jueves, 18 de junio de 2009

Dice Osho: "De manera que la vida es un juego en el cual lo que no hay es más importante de lo que hay.

Por eso siempre ansías lo que no tienes. Si lo tienes de inmediato pierde su atractivo y de nuevo empiezas a anhelar algo que no tienes. La vida es un juego. El juego existe gracias a que deseas lo que no tienes. Si ya lo tienes, el juego se acaba."
Osho

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