Si empiezas a juzgar, a condenar, a sacar conclusiones, entonces te cerrarás. Y esos ojos que juzgan nunca serán ya capaces de confiar. Una vez te has convertido en víctima del enjuiciar nunca serás capaz de confiar porque una cosa u otra te ayudará a no confiar, hará que te cierres.
De modo que no confíes, no juzgues; muévete. Algún día, si sigues buscando, eso sucederá; algún día, en algún lugar, en algún momento -porque existen determinados momentos; no puedes hacer nada para provocarlos- cuando estés vulnerable y cuando el Maestro fluya. Si estás vulnerable, encuentras. En un determinado momento del tiempo y del espacio, el encuentro sucede. El satsang se hace posible.
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