Hablar a los discípulos es algo distinto. Hablar a los discípulos significa que el otro es receptivo —no solo receptivo, sino inmensamente bien recibido. Eres bienvenido, la otra parte quiere que entres, quiere ser el anfitrión de todo lo que digas. Las puertas están abiertas, las ventanas están abiertas para que te conviertas en brisa, en la luz del sol y entres en sus seres. No tienen miedo, no están a la defensiva, no cuestionan; están listos para acompañarte de todo corazón a cualquier dimensión desconocida.
Hablar a los discípulos no es un tipo de discusión o de debate —es un diálogo. Es mucho más un diálogo como aquel entre dos amantes. El discípulo ama al Maestro, el Maestro ama al discípulo. Un profundo amor fluye entre ellos. El amor es el puente, y así se pueden explicar grandes verdades, transmitir, casi materializar.
Osho

Amado Maestro

Amado Maestro

martes, 24 de agosto de 2010

Dice Osho: Al ducharte, deja que el agua caiga sobre ti,...

Al ducharte, deja que el agua caiga sobre ti, pero no te quedes ahí como «yo». Relájate, deja el «yo»; y te admirarás. La ducha no sólo refresca tu cuerpo, sino que refresca también tu núcleo más interno.
Y si buscas, en la vida diaria encontrarás muchos momentos en los que se puede dejar el ego a un lado. Y la alegría de ello es tan grande, que una vez que lo has probado querrás hacerlo una y otra vez. Y poco a poco, te vuelves capaz de desconectar el ego y de mantenerlo así a no ser que sea absolutamente necesario.
Y después, llega también el día dichoso en que sabes que el ego no es necesario en absoluto. Y le dices el último adiós. El día en que muere el ego, has alcanzado el punto del no-yo. Ése es tu verdadero ser. El no ser es tu verdadero ser. No ser es ser por primera vez.
Por hoy es suficiente.
Osho-El Libro de la Sabiduría de Atisha
Cap.4

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