Hablar a los discípulos es algo distinto. Hablar a los discípulos significa que el otro es receptivo —no solo receptivo, sino inmensamente bien recibido. Eres bienvenido, la otra parte quiere que entres, quiere ser el anfitrión de todo lo que digas. Las puertas están abiertas, las ventanas están abiertas para que te conviertas en brisa, en la luz del sol y entres en sus seres. No tienen miedo, no están a la defensiva, no cuestionan; están listos para acompañarte de todo corazón a cualquier dimensión desconocida.
Hablar a los discípulos no es un tipo de discusión o de debate —es un diálogo. Es mucho más un diálogo como aquel entre dos amantes. El discípulo ama al Maestro, el Maestro ama al discípulo. Un profundo amor fluye entre ellos. El amor es el puente, y así se pueden explicar grandes verdades, transmitir, casi materializar.
Osho

Amado Maestro

Amado Maestro

lunes, 6 de julio de 2009

Dice Osho: "Pero nunca he vuelto a estar dentro del cuerpo, estoy flotando a su alrededor.

Y por eso digo que ha sido un milagro tremendo. Cada momento me sorprendo de estar todavía aquí, no debería de ser así. Tenía que haberme ido en cualquier momento, y todavía sigo aquí. Cada mañana abro los ojos y me digo: —¿De modo que todavía estoy aquí?—. Por que me parece casi imposible. El milagro ha sido continuo. "
Osho

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