Hablar a los discípulos es algo distinto. Hablar a los discípulos significa que el otro es receptivo —no solo receptivo, sino inmensamente bien recibido. Eres bienvenido, la otra parte quiere que entres, quiere ser el anfitrión de todo lo que digas. Las puertas están abiertas, las ventanas están abiertas para que te conviertas en brisa, en la luz del sol y entres en sus seres. No tienen miedo, no están a la defensiva, no cuestionan; están listos para acompañarte de todo corazón a cualquier dimensión desconocida.
Hablar a los discípulos no es un tipo de discusión o de debate —es un diálogo. Es mucho más un diálogo como aquel entre dos amantes. El discípulo ama al Maestro, el Maestro ama al discípulo. Un profundo amor fluye entre ellos. El amor es el puente, y así se pueden explicar grandes verdades, transmitir, casi materializar.
Osho

Amado Maestro

Amado Maestro

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Atisha: Sé tú mismo. Cueste el dolor que cueste, cueste el sufrimiento que cueste, déjalo ser.

Atisha: "Sé tú mismo. Cueste el dolor que cueste, cueste el sufrimiento que cueste, déjalo ser. Primero experiméntalo en su total intensidad. Va a ser difícil. Te va a partir el corazón. Quizá empieces a llorar como un niño, quizá empieces a rodar por el suelo de dolor, quizá te contorsiones. Quizá, de repente, te des cuenta de que el dolor no es sólo en el corazón, que es en todo el cuerpo, que te duele todo, que tienes dolor por todas partes, que tu cuerpo no es sino dolor.
Si puedes experimentarlo —esto es de tremenda importancia—, entonces comienza a absorberlo. No la arrojes. Se trata de una ener­gía muy valiosa, no la arrojes. Bébela, acéptala, dale la bienvenida, muéstrate agradecido con ella. Y di para ti: «Esta vez no la voy a evitar, esta vez no la voy a rechazar, esta vez no la voy a arrojar, esta vez la beberé y la recibiré como a un invitado. Esta vez la di­geriré. "
El Libro de la Sabiduría de Atisha

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