FUGAI ERA UN MAESTRO CONSIDERADO COMO MUY SABIO Y GENEROSO,
AUNQUE MUY SEVERO –TANTO CONSIGO MISMO, COMO CON SUS DISCÍPULOS.
SE FUE A LA MONTAÑA PARA CONSAGRARSE AL ZAZEN.
ALLÍ VIVÍA EN UNA CUEVA Y CUANDO TENÍA HAMBRE
SE IBA AL PUEBLO A POR RESTOS.
UN DIA UN MONJE LLAMADO BUNDO, ATRAÍDO
POR LAS AUSTERIDADES DE FUGAI,
LLEGÓ A LA CUEVA Y LE ROGÓ QUE LE PERMITIESE PASAR ALLÍ LA NOCHE.
EL MAESTRO PARECIÓ CONTENTO DE DARLE COBIJO,
Y A LA MAÑANA SIGUIENTE LE PREPARÓ UNAS GACHAS DE ARROZ.
COMO NO TENÍA MAS QUE UN CUENCO,
SALIÓ Y VOLVIÓ CON UN CRÁNEO
QUE ENCONTRÓ ABANDONADO JUNTO A UNA TUMBA.
LO LLENÓ DE GACHAS Y SE LO OFRECIÓ A BUNDO.
EL HUESPED SE NEGÓ A TOCARLO
Y SE QUEDÓ MIRANDO A FUGAI COMO SI ÉSTE SE HUBIERA VUELTO LOCO.
ANTE LO CUAL FUGAI SE ENCOLERIZÓ
Y LO SACÓ DE LA CUEVA A GOLPES.
“¡ESTÚPIDO!” LE GRITÓ MIENTRAS SE ALEJABA, “¿CÓMO TÚ, CON TUS IDEAS MUNDANAS ACERCA DE SUCIEDAD Y PUREZA,
PUEDES CONSIDERARTE BUDISTA?”.
UNOS CUANTOS MESES MÁS TARDE, EL MAESTRO TETSGYU LE HIZO UNA VISITA
Y LE DIJO QUE LE PARECÍA UNA LÁSTIMA
QUE HUBIERA RENUNCIADO AL MUNDO.
FUGAI SOLTÓ UNA CARCAJADA Y DIJO:
“¡OH!, RENUNCIAR AL MUNDO Y CONVERTIRSE EN UN BONZO NO ES TAN DIFÍCIL;
LO DIFÍCIL ES, A CONTINUACIÓN, LLEGAR A SER UN AUTÉNTICO BUDISTA”.
calavera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario