Dice Osho: "No sólo ustedes están aprendiendo conmigo; yo también estoy aprendiendo con ustedes."
Hablar a los discípulos es algo distinto. Hablar a los discípulos significa que el otro es receptivo —no solo receptivo, sino inmensamente bien recibido. Eres bienvenido, la otra parte quiere que entres, quiere ser el anfitrión de todo lo que digas. Las puertas están abiertas, las ventanas están abiertas para que te conviertas en brisa, en la luz del sol y entres en sus seres. No tienen miedo, no están a la defensiva, no cuestionan; están listos para acompañarte de todo corazón a cualquier dimensión desconocida.
Hablar a los discípulos no es un tipo de discusión o de debate —es un diálogo. Es mucho más un diálogo como aquel entre dos amantes. El discípulo ama al Maestro, el Maestro ama al discípulo. Un profundo amor fluye entre ellos. El amor es el puente, y así se pueden explicar grandes verdades, transmitir, casi materializar.
Osho
Amado Maestro
miércoles, 17 de diciembre de 2008
Buda: La nada permite que la inteligencia funcione.
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